martes, 27 de febrero de 2007

el que la sigue, la consigue

Acabo de escribir un post y acabo de perderlo entero. Me dan ganas de tirar el ordenador por la ventana y prender fuego a todos los servidores de blogger que haya en el mundo.Pero me voy a tener que conformar con escribirlo de nuevo. Me gustaría que quedase parecido así que voy a intentar plagiar todo aquello que acabo de escribir. Plagiarme a mí mismo. Ahí voy.

Hoy, por fin, tengo un poco de paz en casa. Escribo.
Tenía pensado quejarme un poco más. Hablar sobre un par de cosas que me joden cada vez que las veo y que, de verdad hacen que me hierva la sangre. Pero esta mañana algo me ha quitado las ganas.

Andaba buscando un lugar. Tenía que ir a dos sitios que estaban cercanos en el espacio y muy lejanos en el tiempo. En ese momento me encontraba, temporalmente, después del primer evento y ocupaba un espacio practicamente paralelo a gran vía. Necesitaba encontrar el lugar apropiado donde poder conjugar estas tres cosas:

  1. Tiempo que gastar
  2. Hambre
  3. Un libro
Pero no daba con el lugar idóneo, todos los que encontraba podrían pasar sin apuros por el "bar Paco" o el "bar Manolo" con sus sillas, sus mesas, y su televisión con Ana Rosa Quintana o alguna otra de esas a todo volumen. El "bar Paco" para cerveza y tortillita es perfecto, pero yo quería desayunar tranquilo y leer un rato... por lo que continuaba la búsqueda.
Mis pasos se perdían por calles estrechas y tiendas de comics con varios sables de luz en el escaparate (Pienso en si es preocupante conocer a varias personas a las que poseer uno de esos les paracería una idea increible) Me estoy empezando a cansar y mi estómago ruge (el lado oscuro de la fuerza, me imagino) así que me digo a mí mismo: "Ya estoy harto, no puedes estar media hora buscando un sitio. En el siguiente que te encuentres, sea como sea, te paras". Dicho y hecho, a los pocos metros aparece el cartel con la marca de cerveza correspondiente. Camino hacia allí y, logicamente, no entro. Ya me conozco y eso no da resultado nunca. Además, este bar en concreto tiene una pinta de guarro que echa para atrás.
Así que sigo y sigo y sigo... Y comienzo a estar cabreado conmigo mismo por haber dejado pasar hace un rato un par de opciones que en el fondo podrían no haber estado del todo mal. Empiezo a estar harto de verdad de andar. Dentro de poco me daré por vencido y elegiré cualquier lugar, me rendiré. Mierda. Bueno, un ultimo intento. Pruebo esta calle y ya elijo el que sea. Ha llegado el final. Comienzo a subir y de repente, me giro a la derecha. Por la ventana se ven mesas y sillas, y no son las típicas. De hecho dudo que sea una cafetería, pero en la puerta pone "café".
¿Lo habré encontrado? Entro. La música está muy bien, la decoración me gusta y es muy tranquilo. Sólo falta que tengan comida porque tengo mucho, mucho hambre. Me acerco a la barra donde una chica y una fuente de cruasanes y donuts me dan los buenos días. Ummm, paso de los cruasanes, no tienen muy buena pinta, pero los donuts me gustan. Pasa la prueba.
Hola. Un café con leche y un donut.
Ella me mira mal. Guarda silencio y me suelta:
"No prefieres una tostada con tomate y aceite de oliva que hacemos nosotros"
Yo no puedo creer lo que estoy oyendo. Estoy tentado de decirle que ella y su bar son el lugar que llevo media mañana buscando. Que su bar es el sitio que hubiese elegido entre un millón más de sitios... pero dejo dentro mi emoción. "Me convences" es lo que contesto.
Por si fuera poco es encantadora, me dice que me siente, que ella me lo lleva y me ofrece un periódico para acabar la frase llamándome precioso (¡¡En un claro ejercicio de cortesía!!)
La música es perfecta, la mesa y la silla son perfectas, el libro es perfecto, el café es bastante bueno y las tostadas... bueno, las tostadas son... increibles. Buenísimas. El tiempo vuela.
Pago, y me voy de allí feliz. Me fijo en el nombre del café para olvidarlo a los dos minutos y continúo con mi camino. Aun me queda media hora tonta por delante, pero esta sí que sé como emplearla. Aunque esa es ya otra historia. Llena de nostalgia, entrañable... pero otra historia...

Nota: No, creo que no es preocupante conocer a unos cuantos que querrían tener un sable de luz. O eso espero...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si lo que cuentas en tu post pertenece al apartado de torpezas sociales inconfensables que todos padecemos y pocos confiesan, pero he de reconocer que comparto bastante tus dificultades para decidirme por los bares y que tb me digo aquello de..." joder, en el siguiente,en el siguiente!! sea como sea" Aunque lo normal es que acabes en un tugurio o sentado en un banco comiendo algún producto de bolleria industrial...Aunque a veces sucede que descubres algún lugar que merece la pena, como es tu caso...
Moraleja: Hay que saber y dejar perderse callejeando para descubrir algo que si bien siempre será nuevo no será necesariamente bueno, aunque repito, será nuevo y eso es importante. Esta última frase va dirigida a la actividad melancólica esa que hiciste después de olvidarte del nombre del local ;)

Anónimo dijo...

sin duda, pertenece al apartado de las torpezas..lo del otro dia fue suerte. Y en cuanto a la actividad llena de nostalgia, ya escribiré otro día..
Ah, tienes razón en lo de perderse por ahí. Además esta ciudad es perfecta para eso.

Anónimo dijo...

ayer sábado por la tarde callejeaba por esos mismos lugares... de San bernardo pa´riiba y encontré un bar de viejitos bastante acojedor... que curiosidad como se llama el que tu has encontrado. yo desde luego, no recuerdo el de ayer, ni hago el ejercicio de los dos minutos.

volveré a ver cuál es.

/

2enemigo dijo...

El mío era más rollo "cafetería de diseño" pero si ser pedante. Y estaba cerca de plaza de españa. Si algún día vuelvo, intentaré recordar el nombre!