miércoles, 28 de febrero de 2007

monos

En muchas ocasiones se reniega de lo feo. Hay muchas personas que se sientan a ver una película y no les apetece ver cosas desagradables. A mi me gusta cuando veo o leo o escucho algo que hace que se me revuelva el estómago, algo que me desasosiega, que me aturde. Pienso que la esencia del arte y de la creatividad es la capacidad para provocar una reacción en los que lo contemplan. Sea esta del tipo que sea. Escribo esto porque me he encontrado una página escrita que me parece increible pero que a la vez creo que podría no ser agradable para muchas personas. Ahí va:
...Lo cierto es que su página web favorita no era especialmente sexy, al menos, no para él. En ella uno encontraba simplemente una docena de fotografías de un tío regordete vestido de tarzán con un orangután aturdido y entrenado para ir metiendo algo que parecian cacahuetes tostados por el culo del tío.
El tío tenía el taparrabos de piel de leopardo apartado a un lado y la goma elástica de la cintura hundida bajo los michelines.
El mono estaba agachado, con el siguiente cacahuete a punto.
No tenía nada de sexy. Y, sin embargo, el contador mostraba que más de medio millón de personas habían visitado la página.
"Peregrinaje" no es la palabra adecuada, pero es la primera que viene a la mente.
El mono y los cacahuetes eran algo que el niño no podía entender, pero en cierta forma admiraba a aquel tío. El niño era estúpido, pero se daba cuenta de que aquello era algo que se le escapaba. La verdad era que la mayoría de la gente ni siquiera se atreverían a dejar que un mono les viera desnudos. Les aterraría el aspecto que pudiera tener su ojete, que pudiera tener un aspecto demasiado rojo o acolchado. La mayor parte de la gente no tendría agallas para agacharse delante de un mono, mucho menos de un mono y una cámara y varios focos. Y en caso de hacerlo, primero tendrían que hacer un trillón de abdominales, ir a una cabina de bronceado y cortarse el pelo. Después pasarían horas agachados delante de un espejo intentando encontrar su mejor perfil. Y luego, por mucho que no fueran más que cacahuetes, uno tendría que permanecer relajado.
La mera idea de hacer audiciones con monos era aterradora, la posibilidad de ser rechazado por un mono tras otro.
Seguro que puedes pagar bastante dinero a una persona para que te meta cosas dentro o te haga fotos. Pero un mono. Un mono siempre es sincero



martes, 27 de febrero de 2007

el que la sigue, la consigue

Acabo de escribir un post y acabo de perderlo entero. Me dan ganas de tirar el ordenador por la ventana y prender fuego a todos los servidores de blogger que haya en el mundo.Pero me voy a tener que conformar con escribirlo de nuevo. Me gustaría que quedase parecido así que voy a intentar plagiar todo aquello que acabo de escribir. Plagiarme a mí mismo. Ahí voy.

Hoy, por fin, tengo un poco de paz en casa. Escribo.
Tenía pensado quejarme un poco más. Hablar sobre un par de cosas que me joden cada vez que las veo y que, de verdad hacen que me hierva la sangre. Pero esta mañana algo me ha quitado las ganas.

Andaba buscando un lugar. Tenía que ir a dos sitios que estaban cercanos en el espacio y muy lejanos en el tiempo. En ese momento me encontraba, temporalmente, después del primer evento y ocupaba un espacio practicamente paralelo a gran vía. Necesitaba encontrar el lugar apropiado donde poder conjugar estas tres cosas:

  1. Tiempo que gastar
  2. Hambre
  3. Un libro
Pero no daba con el lugar idóneo, todos los que encontraba podrían pasar sin apuros por el "bar Paco" o el "bar Manolo" con sus sillas, sus mesas, y su televisión con Ana Rosa Quintana o alguna otra de esas a todo volumen. El "bar Paco" para cerveza y tortillita es perfecto, pero yo quería desayunar tranquilo y leer un rato... por lo que continuaba la búsqueda.
Mis pasos se perdían por calles estrechas y tiendas de comics con varios sables de luz en el escaparate (Pienso en si es preocupante conocer a varias personas a las que poseer uno de esos les paracería una idea increible) Me estoy empezando a cansar y mi estómago ruge (el lado oscuro de la fuerza, me imagino) así que me digo a mí mismo: "Ya estoy harto, no puedes estar media hora buscando un sitio. En el siguiente que te encuentres, sea como sea, te paras". Dicho y hecho, a los pocos metros aparece el cartel con la marca de cerveza correspondiente. Camino hacia allí y, logicamente, no entro. Ya me conozco y eso no da resultado nunca. Además, este bar en concreto tiene una pinta de guarro que echa para atrás.
Así que sigo y sigo y sigo... Y comienzo a estar cabreado conmigo mismo por haber dejado pasar hace un rato un par de opciones que en el fondo podrían no haber estado del todo mal. Empiezo a estar harto de verdad de andar. Dentro de poco me daré por vencido y elegiré cualquier lugar, me rendiré. Mierda. Bueno, un ultimo intento. Pruebo esta calle y ya elijo el que sea. Ha llegado el final. Comienzo a subir y de repente, me giro a la derecha. Por la ventana se ven mesas y sillas, y no son las típicas. De hecho dudo que sea una cafetería, pero en la puerta pone "café".
¿Lo habré encontrado? Entro. La música está muy bien, la decoración me gusta y es muy tranquilo. Sólo falta que tengan comida porque tengo mucho, mucho hambre. Me acerco a la barra donde una chica y una fuente de cruasanes y donuts me dan los buenos días. Ummm, paso de los cruasanes, no tienen muy buena pinta, pero los donuts me gustan. Pasa la prueba.
Hola. Un café con leche y un donut.
Ella me mira mal. Guarda silencio y me suelta:
"No prefieres una tostada con tomate y aceite de oliva que hacemos nosotros"
Yo no puedo creer lo que estoy oyendo. Estoy tentado de decirle que ella y su bar son el lugar que llevo media mañana buscando. Que su bar es el sitio que hubiese elegido entre un millón más de sitios... pero dejo dentro mi emoción. "Me convences" es lo que contesto.
Por si fuera poco es encantadora, me dice que me siente, que ella me lo lleva y me ofrece un periódico para acabar la frase llamándome precioso (¡¡En un claro ejercicio de cortesía!!)
La música es perfecta, la mesa y la silla son perfectas, el libro es perfecto, el café es bastante bueno y las tostadas... bueno, las tostadas son... increibles. Buenísimas. El tiempo vuela.
Pago, y me voy de allí feliz. Me fijo en el nombre del café para olvidarlo a los dos minutos y continúo con mi camino. Aun me queda media hora tonta por delante, pero esta sí que sé como emplearla. Aunque esa es ya otra historia. Llena de nostalgia, entrañable... pero otra historia...

Nota: No, creo que no es preocupante conocer a unos cuantos que querrían tener un sable de luz. O eso espero...

domingo, 25 de febrero de 2007

invasión III

Una, dos, tres, cuatro, y hasta cinco mujeres tengo en mi casa. Esto puede ser considerado, sin duda, como una invasión. Pero no, no es que haya encontrado sentido a mi vida en la poligamia ni nada por el estilo. Son todas parte de mi familia... Mi madre, mi tía, mi prima y otra prima más, además de una de sus amigas. El resultado: Un caos. Yo, acostumbrado a la tranquilidad, me encuentro de repente con esta cantidad extra de gente entre la que están las dos pequeñas, de 15 años así que, bueno, llevó un par de días de desorden general (Omito el desorden de la casa porque yo para eso soy muy desastre, así que no me importa demasiado).
Hoy, por la mañana, se han ido todas (aunque volverán, porque esto durará hasta el miércoles) así que aprovecho para sentarme un rato delante del ordenador tranquilamente.

Voy a quejarme.
Ayer, celebramos que uno de nosotros ha sido papá. Es, de nosotros, el primero y, claro había que celebrarlo a lo grande (Voy a dejar la reflexión sobre lo que significa que uno de tus colegas tenga ya un bebé para otro día). Así que montamos una cena de puta madre y un par de sorpresas maravillosas para él. Todo iba genial hasta que tras salir del mesón, armándola un poco, se nos acercaron cuatro "agentes de la ley". Aunque mejor debería decir cuatro hijos de puta bastardos con ganas de joder.
Con la soberbia y la prepotencia que sólo un policía local puede llegar a desarrollar registraron a unos cuantos y, claro, encontraron lo que estaban buscando, unos cuantos porros.
La queja no es por el hecho de que te paren, registren y multen. Puedo entender que es su trabajo, que el hachís es ilegal y que las obras de la M-30, Gallardón tiene que financiarlas con todos lo métodos a su alcance. Lo que realmente me molesta es su actitud.
Dos tío registrándonos como si fuésemos terroristas, otros dos vigilándonos con caras de tío duro, las luces de los coches, parados en mitad de la calle, encendidas...Cuando ellos saben que somos del barrio y que somos buena gente, porque nos ven a diario en los parques y en las calles, porque saben que ya no somos unos niñatos borrachos que vamos a ir por ahí a liarla y a molestar... ME JODE (así con mayúsculas) su actitud, que nos traten como basura cuando muchos de nosotros ya pagan sus salarios con los impuestos.. Al final sólo cayó una multa para el que tuvo peor suerte, pero la mala leche, el sentimiento de impotencia... Eso nos lo llevamos todos.
Pero bueno, tampoco íbamos a dejar que eso nos estropease el resto de la noche. Nos fuimos a un bar hasta las tres y media que llegó el minibus que teníamos alquilado y que iba a llevarnos a terminar la fiesta a una casa rural. El homenageado flipó cuando al salir del Barracudas vio el autobús y se subió sin tener ni puta idea de a donde iba...
Yo, por causas que no vienen al caso, no pude ir pero seguro que ha sido una fiesta de las que no se olvidan.

Pd: La invasión, aunque caótica, al final es divertida!!

viernes, 23 de febrero de 2007

invasión II

Pedimos café, y Marta, también tarta de queso. -Está buenísima -me dijo-. La hacen aquí a diario, no como en la mayoría de los sitios, que sabe a plástico y se nota que la compran ya hecha vete tu a saber dónde... Pruébala, ya verás.
-No, de verdad -le dije yo-. Es que no sé lo que me pasa pero tengo el estómago revuelto.
-Tú te lo pierdes, contestó sin mirarme, absorta como estaba en la comida.
Mientras, no podía dejar de pensar en lo que tenía que hacer. Claro que sabía lo que me pasaba. Tenía que decírselo, pero no era tan fácil... no lo era.
-¿Te pasa algo? Sus palabras me devolvieron a la mesa.
-Eh... eh... No, no, estoy perfectamente, es sólo que... -No era capaz de comenzar la frase- No, nada, no te preocupes estoy bien. Me sudaban las manos y daba golpecitos en la mesa con los dedos; no podía evitarlo. Pude ver en sus ojos una mezcla de curiosidad e indiferencia. Me jodió. La verdad es que me jodía siempre que me trataba así; como si fuese algo prescindible, como un juguete. Mierda. Pero esa actitud creo que fue la que me dio el valor que necesitaba. Sin volver a pensármelo me levante, la miré fijamente y por fin me atreví.
-Marta, escucháme-. Lo que me pasa es que... Ring-Ring Ring-Ring
-Uy, espera, me llaman al movil. ¿Sí? Dime...
No podía creerlo, sin ni siquiera inmutarse metió la mano en el bolso, descolgó y empezó a hablar con alguien en un tono muy alto. No se había dado cuenta de mis nervios, no había visto el horror que había en mi rostro al levantarme. Me miraba, pero no me veía.
Yo oía su voz distorsionada y distante mientras seguía dando voces por el teléfono, como si no estuviese realmente allí... Y al minuto, colgó.
Comenzó a hablarme de no se qué problema que había habido en el estudio con un cliente y que teníamos que volver cagando leches. Se había levantado y puesto el abrigo a toda prisa obligándome a mí a hacer lo mismo. No paraba de hablar, tan rápido que no podía entenderla mientras andábamos, casi corríamos hacia la boca del metro. Chueca. Yo no la escuchaba, en ese momento, sólo la odiaba. Llegué a pensar que debería estar muerta, que alguien tan insensible no merecía tener todo lo que ella tenía...Y cuando comenzábamos a bajar las escaleras. Pasó. Un tío enorme se abalanzo bestialmente sobre ella mordiéndole salvajemente la mejilla. Ahogué un grito cuando la tiró al suelo ayudado por otro hombre y una mujer. Marta chillaba. El tipo levanto la cabeza con un trozo de carne sanguinolento aun colgando de su boca. Me miró, pero sus ojos estaban vacíos. Marta chillaba. Yo no podía creer lo que estaba viendo... No tenía sentido... Eran... ¡Zombies! Eché a correr.

Bueno, disculpadme por la introducción pero no he podido evitarlo. Quería hablar de zombies y se me ocurrió esta tontería que tiene, al menos una parte real ya que hace unos días Chueca fue tomada por zombies. Sí, por zombies porque ese día se celebraba su día:

El Día del Orgullo Zombie.

La cosa, como casi todas las de este tipo ya se le ocurrió antes a un yanki, pero a mí me ha parecido una idea maravillosa.
La cosa consiste en quedar un día disfrazado de zombie y pasear por las calles como un enjambre de muertos vivientes haciendo el imbécil (bueno... haciendo el zombie, quería decir). La idea surge en un foro de una web de roleros, al final la iniciativa cuaja y un grupo de colgados, frikis o como se les quiera llamar se organizan, piden los permisos necesarios al ayuntamiento y ya está. Ya tenemos un nuevo colectivo con su día oficial en el calendario y ese día no es otro que el de la fecha de nacimiento de George A. Romero, padre de las pelis de zombies. "la noche de los muertos vivientes", "el amanecer de los muertos" son obras suyas. Esta última es, además una crítica "brutal y sangrienta" al consumismo.
Yo, me he enterado tarde, cuando ya había sido y me he quedado con las ganas de disfrazarme e irme por ahí a aterrorizar a niños y ancianas. ¡Mierda! Pero los organizadores están contentos con la participación (realmente cuatro gatos, o cuatro zombies mejor dicho) y piensan repertir el año que viene, el mismo día.

Aquí dejo el enlazados un par de videos. Uno de los zombies en acción llegando a la plaza de Chueca y otro de un estudio de efectos especiales y maquillaje (LKM) que se sumó a la iniciativa (De hecho si te pasabas por allí por la mañana te ayudaban a maquillarte) en el que se ve el proceso por el cual un tipo normal se convierte en todo un hijo de los muertos.

sombra aquí, sombra allí
en Chueca

¡A morir, que son dos días!

jueves, 22 de febrero de 2007

plagio a la vuelta de la esquina

Ayer por la tarde bajaba por la calle Cartajena pensando en parar en unos chinos a comprar unos donetes cuando vi una pastelería a mi izquierda con la puerta abierta. Tenía un poco de prisa y dudé. Paré, fui a entrar, luego pensé que mejor no y al final me decidí.
Elegí pastel de manzana. Me cobraron un euro y medio y me pareció carísimo, pero claro hace mucho que no como pasteles de manzana. Luego le pedí "un par" de servilletas a la chica que me atendía y ella, diligente, me dio "dos" servilletas... Yo la miré y le di las gracias como diciendo "ya te vale", pero creo que no lo cogió o que, directamente pasó de mí.
Cuando salí a la calle con mi pastel y mis prisas me vino a la cabeza este post de cierta persona, porque soy un patán para esas cosas y acabo pringado la mitad de las veces. Pero, afortunadamente, todo fue rodado. El euro y medio fue una inversión maravillosa. El pastel estaba increible, sin duda uno de mejores que he comido nunca y no me manché en absoluto, de hecho hasta me sobró una de las servilletas, lo que me lleva a penar que quizás la chica fuese una visionaria... Aunque... en el fondo, lo dudo.
Mientras lo comía pensaba que lo iba a contar en el blog a modo he plagio/homenaje.

Pero se acabó, como todo lo bueno y al doblar la esquina estuve a punto de chocar con otra persona que venía de frente, doblándola por su lado. Ultimamente eso me ocurre muy a menudo y no estoy seguro de que antes me pasase con tanta frecuencia... O si me pasaba, no era consciente. También me pregunto si es que en esta ciudad vamos tan rápido que si no tenemos cuidado estamos condenados todos a chocarnos. No sé...
De cualquier forma no deja de resultarme curioso que esto se haya convertido en algo que me ocurre a diario, porque mi camino cada mañana hacia el metro me lleva por una calle que es paralela a la Castellana y por ahí baja mucha gente andando muy rápido por lo que cada vez que llego a la esquina que las une, reduzco el paso y casi miro como si fuese un semáforo...

Al final no puedo evitar pensar en la metáfora. Cuidado con las esquinas. No puedes ver lo que se esconde detrás de ellas.

miércoles, 21 de febrero de 2007

más allá de la mera anécdota

Hace ya unas semanas leí la historia de una mujer de 28 años, madre de tres niños que murío tras un concurso de radio que consistía en beber tanta agua como fuese posible sin ir al baño. El ganador del concurso se llevaba unaNintendo Wii. (Si quieres leer más, pincha aquí)
Como todas estas cosas, se olvidan al día siguiente después de haberlas comentado, y de haber hecho un par de coñas macabras. Pero a mí, no sé, esta me ha impactado de forma especial porque creo que tiene tintes absolutamente dramáticos y que refleja la sociedad enferma en la que vivimos.
No sé si la mamá no tendría los más o menos 300$ que cuesta la consola y decidió participar en el concurso para hacer felices a sus hijos que, seguramente, desearían el aparatito en cuestión más que cualquier otra cosa. Por otro lado, parece ser que en una de las pausas de la grabación, la mujer dijo que sentía mal y, en vez de parar y ver como estaba, la animaron a seguir (the show must go on).
El caso es que en el intento ha dejado a tres niños huérfanos. Una pérdida irreparable para ellos... Y todo, por una jodida consola de videojuegos...

Parece que ahora, la lucha a muerte, es por poder tener todo lo que nos ofrece la publicidad. Tener y tener y tener para ser feliz, aunque, como digo, te dejes la vida en ello. Algo falla.

Y para colmo, quedó segunda.

martes, 20 de febrero de 2007

compartir (o no)

No puedo dejar de escuchar la canción que he dejado colgada un poco más abajo. Encontrar el video no ha ayudado demasiado y lo veo de forma compulsiva una y otra vez.
Si hubiese tenido que poner una cara, un cuerpo, una actitud a ambos, no habría elegido nada distinto de lo que ahí se ve
La canción crece y yo voy el metro escuchándola todo lo alto que mi reproductor me lo permite. Me transmite su fuerza y me dan ganas de saltar, estirar los brazos y desgañitarme con ellos allí mismo. Me contengo, no así en casa. Mis vecinos deben estar hartos pero me da igual. No lo puedo evitar.
Muchas veces me pasa, y a veces me encantaría poder compartir con todo el mundo momentos ínfimos como cuando en el video ella vocaliza sin cantar una última frase antes de, con dos pasos suaves, casi volando, adelantarse hasta el micro para hacer un coro que me pone la piel de gallina. Son tan sólo siete segundos. Los veo una y otra vez...
A veces me gustaría poder enseñarselos a los demas y decirles. Estos son los siete segundos más increibles que he visto en mucho tiempo ¡¡Siéntelo conmigo. ¿No es increible?!!. Aunque otras me alegro de que eso se quede entre Hellen, Damien y yo, aunque ellos no séan conscientes. De todos modos, desde aquí, les doy las gracias.

una historia corta

Me salen, de vez en cuando, relatos muy cortitos. Pequeñas historias con principio y final. Hace no mucho algunas estaban pululando por la red. Hoy, me apetece rescatar una que lamentablemente sufrío los efectos de una crisis destructiva. Es además una pequeña dedicatoria a la señora que tuvo a bien traerme a este mundo. Le encanta, y me pide que se lo imprima para enseñarle a sus amigas las cosas que escribe su hijo ¡¡Lo que hace el amor incondicional!! Besitos para mamá y con toda mi modestia, una historia corta.

Basado en una historia real

Entré en la habitación. Me deslumbró la luz. Ella estaba allí.
Hola pequeña, ¿que haces tú por aqui? Lo pensé pero las palabras no salieron de mis labios. Simplemente me dediqué a hacer lo que había ido a hacer, dándole la espalda. Tras acabar, me giré. Ella corría de un lado para otro de la habitación. Histérica.
Estás asustada ¿verdad? Lo pensé pero las palabras no salieron de mis labios. Seguía dandovueltas como una loca. Yo ahora, simplemente la observaba, absorto, en cierto modo fascinado ante su pánico, incapaz de hacer otra cosa que no fuese correr y correr en absurdos círculos.
Pobrecita... Lo pensé pero las palabras no salieron de mis labios.
Aunque, ¡Un momento!, de repente el movimiento dejó de ser aleatorio para concentrase en unatrayectoria concreta. Se estaba dirigiendo hacia algún sitio en especial, cada vez más deprisa. Seguramente sería su escondite. Su camino le llevaba en dirección a la puerta. Sí, estaba claro, se dirigía hacia la puerta, no hacia la salida si no hacia la vieja puerta de madera algo agrietada ya por la humedad. Y allí, entre el suelo y ésta metió su cabecita y una pequeña parte de su cuerpo y se quedo inmóvil... muy quieta. No podía dejar de mirarla, tan quieta. Seguro que ya se sentía a salvo. Sonreí al ver su culo gordo absolutamente expuesto a mi voluntad deidífica, bote de insecticida en ristre a modo de cetro sagrado. Pero, ¿realmente quería destruirla? No, decidí que no iba a liquidarla. Le perdonaría la vida. El numerito que montó bien valía un día más de su (¿estéril?) existencia cucarachil.
Volví a la cama. Ya había meado y me encontraba mucho más a gusto.

lunes, 19 de febrero de 2007

post en cadena (con Bardem)

A través del blog de María, llego al de Honey, leo su post y comienzo un comentario que se empieza a alargar tanto como para escribir otro post. Así que decido hacerlo. Me gusta la idea porque yo no habría contado lo que voy a escribir a continuación de no haber tenido un precursor, como una especie de detonante... post genera post. Hay va:

Yo estaba en Zaragoza después de un concierto (Bueno, mejor dicho, después de uno de los mejores conciertos a los que he ido) con dos colegas y un litro de cerveza. Paré un segundo a atarme los cordones y al levantar la vista veo a un maromo avasallando a mis amigos. Aligero, por si acaso, y cual es mi sorpresa cuando ante mí tengo al señor Bardém con un pedo de no tenerse en pie diciéndome algo así como: "Eh tío, ¿quieres patatas?" Miro a mis colegas como diciendo.. Este tío es Javier Bardém, ¿No? Ellos asienten con la cabeza con la misma cara de flipados que yo.
Nos vio con cerveza y vino a intercambiar con nosotros sus patatas.
El tío va pero pedísimo y casi no puede ni hablar y está encabronado porque ha estado en el mismo concierto que nosotros pero no han tocado el tema que el quería...
Para que la cosa tuviese aun mas miga estaba por otro lado una parejita que insistía en hacerse una foto con él. "Venga Javier, hazte una foto conmigo". La que hablaba era la chica y su novio le decia: "Venga Javier, hazte una foto con ella" Y él respondía cosas como: "Me queréis dejar de una puta vez en paz. Idos a tomar por culo". La gente que pasaba a nuestro alrededor flipaba con el show. La pareja en cuestion seguía allí, impasible, mientras él nos decía a voces burradas en plan"Los dos pesados estos no se enteran de que no me voy a hacer la foto, llevan media hora dándome por culo". Y allí que seguían sin inmutarse... Hasta que en un momento dado, ella ataca de nuevo con un:"Javier, si no te cuesta nada". En ese momento el tío ya estalla y le suelta todo a voces: "Qué no me cuesta nada, ¿Tú sabes lo que cobro yo por una puta foto? Más de lo que vas a ganar tú en tu puta vida" En ese momento la chica asimila que no hay nada que hacer y se larga... Bardém nos cuenta que está hasta la polla de la gente que no sabe ver cuando no es el momento de hacerse fotos, que va pedísimo y que no le dejan en paz... y que esto es una mierda y que no puedes salir por ahi y follarte una tia porque claro luego va y lo cuenta por ahí...
Cuando empezó a sacar su ego yo me puse a bacilarle diciéndole que la cosa era quejarse y que claro, que él por lo menos, folla cuando quiere y noseque y nosecuantos... Y teniendo en cuenta que él es enorme y yo no soy Sabonis la situación era de coña porque yo le metía caña y él se ponía serio y decía "Joder tío, tienes razón, tienes razón"...
La cosa no dio mucho más de sí. Al momento lo localizaron y se piró con su pedo a otra parte después de agradecernos la cerveza.
Nosotros estuvimos el resto de la noche comentando la jugada sin terminar de creérnoslo.

Una última cosa: Puede parecer que es un borde por como he contado que habló a la parejita pero, sin duda: ¡se lo merecían!

domingo, 18 de febrero de 2007

inesperado

No estaba entre mis planes de ayer y hacía mucho que no me pasaba.
En un punto de la noche conocí a una persona que ha conseguido alojarse en mi cabeza durante gran parte de este día.
De repente, en un lugar inesperado hay alguien que por alguna razón está en plena sinonía contigo. Más allá de la atracción física (dejemos las hormonas a un lado) se establece un vínculo, poderoso, fuerte, intangible pero presente...
Escribo esto porque me ha sorprendido acordarme de ella tantas veces hoy. Y no, no hablo de amor ni nada por el estilo. Lo que me fascina es esa predisposición hacia la otra persona, como si estuviésemos programados en cierto modo, a la espera, tan solo, del momento de cruzarnos.
No estaba entre mis planes, ni lo va a estar, pero ha sido grato encontrarla.

Me ha pasado igual con esta canción (sólo he conseguido el video, en directo). También casi sin querer la he entrado hace unos dias y escondida, después de una voz suave, se encuetra la parte que me ha hecho sentir eso mismo de lo que hablaba antes... Sintonía.
Asi que si te apetece darle al play, ¡aguanta un par de minutos!

sábado, 17 de febrero de 2007

genética

Hay comportamientos regidos por los genes. Eso ya es algo que nadie duda, si bien muchas veces he charlado con gente, normalmente "de letras" que dice que bueno, sí, que lo de los genes está muy bien pero que el entorno influye muchísimo y que el aprendizaje es aun más importante... Conversaciones que normalmente no llegan a ninguna parte, entre otras cosas, porque en el fondo, ni yo soy genetista, ni nadie de entre mis conocidos es antropólogo o antropóloga y claro pues todos tiramos de nuestra cultura general y algún que otro documental o artículo leido en la revista o periódico que sea como fuente para elaborar nuestras sesudas teorías y así, es imposible. Pero... porque hay un pero, ciertas cosas son irrefutables, y una de ellas es que tanto unos cuantos amigos y amigas mios como yo tenemos hiperdesarrollado un gen que nos permite pasar 12 y muchas más horas seguidas jugando al tute, a la pocha, a la canasta, al risk, al monopoli o al juego que haga falta...
Quiso el azar que nos juntásemos todos en la Universidad Autonóma de madrid. Concretamente, en la facultad de ciencias y afinando aun más: frente al C-XVI. Es con esta gente, donde he podido ver que lo del gen es un hecho.
Salgo de clase por la mañana y Natxo está en las mesas, me pido un café y empezamos un chinchón. Mientras hablamos, jugamos (e inventamos cancioncitas estupídas). Al rato aparece Emilio. Un tute cabrón ¿no? (Seguimos con la canción y a Emilio le parece perfecta. Hace coros) Cambia el juego, pero sigue la historia. Y después Antón o Mery o Alberto o Victor. Ya somos cuatro. Tute. Non Stop. Y así iba pasando el día. Entre clases y unos que llegaban y otros que se iban y, bueno, algunas veces demasiada pérdida de tiempo... Pero lo nuestro era vocacional. No nos cansábamos nunca y lo más importante: No era un pretexto para perder el tiempo; era el fin, y la pérdida, una consecuencia inevitable. (La canción ha sido todo un exito. El hit de la semana)
Y ese gen era el mismo que hacía que cuando acabase el día terminásemos en el andén del cercanías dejando pasar trenes y trenes entre risas y concursos de lanzar aviones de papel o cualquier otra estupidez. (El record absuluto en lo de los aviones lo tiene Sergio que consiguó colocar su avión en el techo del tren y luego el tren se piró si que se cayese. Así que llegó más lejos que cualquier otro. Seguro) Esto de los trenes era algo que sorprendía a la gente que no nos conocía bien. ¿Pero os quedáis aquí con el frío que hace? nos decían. Sí, nos lo pasabamos genial. Con una muleta, que yo lleve unos meses que anduve lisiado, mochilas y una pelotita jugabamos al minigolf... En fin, que para eso hace falta predisposición genética. Vamos, ¡yo no lo dudo!
Y esto es sólo una pequeña muestra, porque tenemos frikeces por ahí que pueden llegar a asustar, pero no quiero aburrir a nadie contando demasiadas batallitas.

Desde que he empezado a escribir esto he comenzado a añorar esos días que nunca más van a volver. Al menos, no así. (La univesidad, acabó) Y es curioso que, sin que haya pasado mucho tiempo desde entonces, ya los vea remotos, como pertenecientes a otra vida diferente. Pero bueno, si lo escribo es porque hoy hemos quedado en casa de Antón para pasar una noche de cartas y juegos. Estoy contento, y a la vez, triste...

Apunte: El gen del que he hablado pertenece al mismo tipo que hace que muchos en mi familia materna digan "a la izquierda" con la mano señalando hacia la derecha. De eso, también estoy seguro.

viernes, 16 de febrero de 2007

a tortas

No sé cuantas horas he dedicado a pegarme con este blog intentando cambiar la apariencia hasta lograr algo que, para empezar, no me disgustase. Cosa que aun no he conseguido. (Grgrgr)
Pero bueno, ya iré mejorandolo según vaya teniendo tiempo y ganas.
Por ahora y ya harto de estar sentado delante de la pantalla, de nuevo saludos desde mi nueva y definitiva ubicación.

la invasión

Camino por la calle, desde Callao hacia Sol. Ya puedo distinguirlos, dispersos entre la multitud con sus distintivos de colores, carpetas y bolis. Allá voy.

Cuando me cruzo con ellos miro hacia otro lado, me hago el despistado como si la cosa no fuera conmigo, pero son tantos… No se si podré escabullirme. La música retumba en mis oídos, la pongo tan alto como puedo en un intento de alejarme de la realidad y comiezo a avanzar. La cosa marcha, mi actitud parece hacer mella en aquellos que no acechan ya a otra victima inocente y se mantienen alejados ante mi indiferencia. Continúo. Sí, parece que funciona. Ya veo a lo lejos al oso (también el madroño) Voy a salir indemne de esta. Ya está ahí, Sol, mi salvación… Cuando de repente la vi acercarse. Estoy perdido. Dando saltitos, como la que no quiere la cosa, se coloca delante de mí. Es mona. Sonríe y lo suelta. No he podido escapar. “Perdona tienes un segundito”. La liamos.

Es bajita, con una cinta morada en su pelo corto y rizado. Yo, por eso de la educación me paro y meto mi mano el el bolsillo para apagar el mp3 y poder escucharla. Al verme, me dice que no me preocupe, que no me va a quitar nada. Me callo un “eso está claro” y le indico lo que estaba haciendo. Más sonrisas y de nuevo a la carga. “Mira somos de Greenpeace y”… La corto enseguida. Le digo que no me interesa. De verdad que no. Muy serio, para que vea que no tiene nada que hacer conmigo. Ella me obsequia con su mejor sonrisa a la vez que pone ojitos para ver si consigué así retenerme… pero no, me mantengo firme y soy yo ahora el que sonríe. Hasta luego. Music on de nuevo y sigo mi camino.

Y es que cualquiera que pasee un dia por Madrid va a toparse con decenas de jóvenes intentando captar socios para la ONG que sea. Y, sí, la cosa está muy bien y su trabajo es loable y todo eso, pero llega un momento en el que su interés ronda el acoso, sobre todo en el centro y cerca de los grandes centros comerciales; lo que no deja de ser algo digno de ver. La gente sale de las tiendas con bolsas y más bolsas, y más bolsas, y más bolsas… y allí mismo, tienen la redención, la posibilidad de ser solidario al instante apadrinando un niño o dando algo al mes para médicos sin fronteras, o para cualquier otra. Y en perfecta simbiosis, los captadores se aprovechan del sentimiento de culpa de los que salen saciados de consumismo occidental en una especie de reproche. “Mira todo lo que acabas de gastar en tí. No te da cargo de conciencia. ¡Apadrina un niño!” Yo al verlo, pienso que hay algo que se me escapa, algo que no funciona en todo esto. Un detalle ínfimo, la pieza clave que dota de lógica al todo. Me voy con una sensación de vacío que ya he experimentado otras veces… Y mientras, un poco más abajo, una veintena de inmigrantes en su mayoría, negros exponen en sus mantas (sábanas, más bien) bolsos, gafas, DVDs…

El conjunto, Dantesco. De esas cosas que sólo pueden verse en una ciudad grande; que no siempre, una Gran Ciudad.

Saludos. Desde el comienzo de mis pasos.